“Una película Serbia”, estrenada
en el año 2010 y dirigida por Srdjan Spasojevic, es uno de los filmes más
polémicos del siglo XXI y que el verla puede producir animadversión, pero si
conocemos algo de la historia del país mencionado, descubrimos una crítica al
régimen actual, así como a las vejaciones ocurridas durante y después de la
Guerra de Kosovo.
El filme narra la historia de
Milos, un actor porno retirado que es invitado a hacer una nueva película por
una buena suma de dinero, que podríamos definir como “pornomiseria” y “snuff”,
enfrentándose a escenas reales -sin saberlo- de pedofilia, somnofilia,
maieusiofilia y sadismo, entre otras parafilias.
Mencionado lo anterior, se
preguntarán ¿por qué ver esta película? La razón es sencilla: todas las
aberraciones que vemos en ella, existen porque se consumen bajo gobiernos con
morales falsas que ignoran a las clases desfavorecidas y poco les importa la manera
en que sobrevivan; por ello, es una falacia que España y la Confederación
Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, la hayan vetado.
Así es como en un país en donde
la prostitución está prohibida, nos encontramos con víctimas de la Guerra de
Kosovo, en donde los militares y policías de Serbia violaron a miles de mujeres
y niñas con total impunidad. De hecho, durante y después de esta guerra, el
comercio sexual incrementó en la región de los países balcánicos hasta nuestros
días, con la compra de mujeres víctimas del trabajo sexual.
Asimismo, aunque la Guerra de
Kosovo se llevó a cabo entre 1998 y 1999, Kosovo no obtuvo su autonomía hasta
el 2008 y hasta la fecha la tensión bélica se mantiene con Serbia, situación
que en este país ha facilitado el tráfico sexual e incluso hoy, miles de
migrantes provenientes de Afganistán, Pakistán, Irak y Siria, son víctimas
sexuales de la pobreza en que viven y en su mayoría, los más comerciados son
las niñas, niños y adolescentes.
Este es el retrato de “Una
película Serbia” ante un gobierno supuestamente correcto, pero cuando en el
2017, la conductora de televisión Senada Nurkic, relevó que también ejercía la
prostitución, solo fue despedida del programa y aunque esta profesión está
prohibida, no recibió castigo alguno porque como ella misma dijo: “Los que me
quieren encerrar en la cárcel, son los mismos que me ayudan a pagar las
facturas y a ganar el dinero que necesito para vivir”. Y es que ciertamente,
pocos podrían pagar los 500 dólares que cobraba por encuentro, así que ya
podemos vislumbrar quiénes eran sus clientes.
Finalmente, mencionaré una de las
escenas más aberrantes de este filme y es cuando uno de los personajes tiene
sexo con una mujer a punto de dar a luz, para que, al concluir el parto, este
tenga sexo con el bebé. ¡Qué enfermo! ¿Verdad? Pero si hemos de ser sinceros y
en palabras del director Spasojevic, la auténtica pornografía es la
manipulación cinematográfica que “en su mayoría tratan a las víctimas como a
héroes, y las utilizan y manipulan con el fin de despertar la empatía del
espectador. Crean una historia falsa y romántica sobre esa víctima y la venden
como si fuera la vida real. El fascismo cinematográfico a través de la rectitud
política”
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