El 13 de julio, se conmemoró el
Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH), afección crónica que combina problemas como la dificultad para mantener
la atención, hiperactividad e impulsividad. Este trastorno afecta a millones de
niños y a menudo, muchos lo continúan padeciendo en la edad adulta.
Al respecto, me gustaría
hablarles sobre la película Mommy, del director canadiense Xavier Dolan, quien
retrata la atención a este trastorno en un futuro distópico en su país, que lamentablemente
en México es una realidad. Al cambiar las políticas de los servicios de salud, una
madre soltera tiene que debatirse entre trabajar o cuidar a su hijo con esta afección.
Sin el apoyo de las instituciones públicas, sabemos que todo lo que respecta a
salud en el sector privado es impagable.
Es así como en el 2015, se estipula
que los padres de un niño con problemas de conducta en una situación de
dificultades financieras, peligro físico o psicológico, tienen el derecho moral
de poner a sus hijos bajo el cuidado de cualquier hospital psiquiátrico, sin
necesidad de un proceso judicial.
Ante esta situación, Diane se
debate entre su instinto maternal y lo socialmente correcto. Tiene un hijo de
15 años con TDAH, que suele ser impulsivo y violento, razón por la que fue
expulsado de un centro residencial especializado, tras provocar un incendio en
donde otro niño resultó con quemaduras graves. Ahora tiene que hacerse cargo de
su hijo por tiempo completo y enfrentar una demanda por los daños ocasionados.
Nuestra protagonista y su hijo
Steve viven al día, resultando complicado laborar cuando en cualquier momento
el joven puede tener un episodio de agresividad que desencadene aún más
problemas, hasta que una vecina llamada Kyla, contribuye al acompañamiento y
educación del menor logrando buenos resultados.
Lamentablemente, como se plantea
desde el inicio del filme: “amar a la gente no los salva”, así es como la
impulsividad y agresividad de Steven sumergen en aún más problemas a su madre,
alejando a individuos que podrían ayudarlos y con ello, la esperanza de llevar
a cabo una vida autónoma.
Sin duda, este es un buen filme
de los tantos que tiene Dolan, que como siempre plantea problemas familiares y
una correcta actuación para cada situación, demostrando que la responsabilidad
está por encima de nuestros deseos y afectos.
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