La Esquina Rota: Ninjababy y el tabú al deseo de no ser madre / Francisco Félix Durán


La maternidad ha sido romantizada por siglos, pero cada vez son más las mujeres que reconocen la realidad sobre ser madres, esto no implica que no quieran a sus hijas e hijos, es solo que parafraseando a Rosario Castellanos en su poema Se habla de Gabriel: un hijo es un huésped que estorba al ocupar un lugar que era de una sola persona, haciendo a la madre partir en dos cada bocado y existiendo a deshora. Te roba el color de tu sangre y añade un peso a tu ser sobre la tierra y tras la hemorragia de su desprendimiento se va también el último momento de soledad.

Muchas mujeres no están listas para esta forma de vida, pero qué pasa cuando descubres que estás embarazada después del segundo trimestre. Aunque pareciera increíble esto puede pasar, ya que a algunas no les crece la panza, así que cuando te das cuenta ya es muy tarde para abortar y confías en que tu vida de alcohol, drogas y sexo sin apegos hagan su trabajo con un niño que no quieres que nazca, este es el contexto de la película noruega Ninjababy, dirigida por Yngvild Sve Flikke.

En ese marco nos encontramos con Rakel, una joven de 23 años que acaba de abandonar sus estudios de diseño gráfico en la universidad; al enterarse de lo sucedido entra en shock, no sabe qué hacer con su vida, pero está completamente segura de que ser madre no se encuentra en sus planes y a esto abónenle que el padre del niño es Jesús el Pito, apodado así por muchas y cayendo en cuenta que nadie sabe su nombre.

Así es que, al no poder abortar, decide darlo en adopción; pero le preocupa que el niño termine en algún hogar con pedófilos o personas racistas, entre otras ideas que se hizo. En tanto busca la persona adecuada para quedarse con su bebé diseña a Ninjababy, lo llama así porque estuvo oculto sigilosamente en su vientre. Este personaje que solicita ser adoptado por Angelina Jolie, representa el lado moral o mejor dicho, el tabú al deseo de no ser madre.

En ese sentido, en este filme basado en la novela gráfica El arte de caer, de Inga H. Sætre, nos encontramos con varias cuestiones: ¿Un hijo te obliga a quedarte con el padre? ¿Tus proyectos e incluso tu vida, son más importantes que tus vástagos? ¿Podrías vivir sin ver crecer a tus niñas o niños? ¿Preferirte a ti, antes que lo que nació de ti, es ser egoísta?

Lo único que podría responder, es que hijas e hijos necesitan crecer en un hogar donde sean amados y si no son deseados, imaginemos las personas en que se convertirán cuando crezcan. Los niños no arreglan matrimonios y tampoco mantienen unidas a las parejas, mucho menos se tienen hijos ‘porque Dios así lo quiso’ o para que te cuiden cuando seas mayor.

Entonces, al igual que Ninjababy, entendemos que Rakel no es una persona egoísta sino todo lo contrario: se preocupa por asegurar el bienestar que ella no podrá garantizar, porque no es su deseo ser madre y tampoco cuenta con los recursos económicos que esto implica.

 


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