Matar no es un placer para nadie.
Evidentemente, no para el que está muerto ni para sus familiares, pero tampoco
para el que hace la acción. Eso es y será una mochila que esa persona, hombre o
mujer, llevará hasta el final de sus días.
El tiempo es corto, mueres al amanecer.
Existen personas que pegan y luego soban para que tengas la confianza de volverte a acercar.
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