Decía siempre la
mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren.
Cada día es un
nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando
venga la suerte, estaré dispuesto.
Por lo general, la
gente no tiene piedad de las tortugas porque el corazón de una tortuga sigue
latiendo varias horas después que ha sido muerta.
Se consideraba una
virtud no hablar innecesariamente en el mar, y el viejo siempre lo había
reconocido así y lo respetaba.
Nadie está jamás
solo en el mar.
A Dios gracias, los
peces no son tan inteligentes como los que los matamos; aunque son más nobles y
más hábiles.
Un hombre puede ser
destruido, pero no derrotado.
La suerte es una
cosa que viene en muchas formas.
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