La buena educación no consiste en
no volcar la salsera sobre el mantel, sino en no darse cuenta cuando alguien lo
hace
No se debe buscar milagros
solamente junto a los enfermos y los curanderos. ¿Acaso la salud no es un
milagro? ¿Y la vida misma? Lo que es incomprensible ya es un milagro.
El hombre debe considerarse por
encima de los leones, de los tigres, de las estrellas, por encima de todo lo
que existe en la naturaleza, hasta por encima de lo que no se comprende y lo
que parece milagroso, si no no sería un hombre sino un ratón que teme a todo el
mundo.
El más alto y sagrado propósito
de una persona culta es servir al prójimo y tratando de servirlo como podemos.
La vocación de todo hombre está
en la actividad espirtual, en la constante búsqueda de la verdad y del sentido
de la vida.
Las ciencias y las artes, cuando
son auténticas, no aspiran a lograr propósitos temporales o particulares, sino
que tienden hacia lo eterno y lo universal.
La buena educación no consiste en no volcar la
salsera sobre el mantel, sino en no darse cuenta cuando alguien lo hace.
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