La Esquina Rota: FenoMEMEnología, también hay que tomar en serio al sentido del humor / Francisco Félix Durán
Tiene 28 años de carrera docente
en los ámbitos del periodismo y la comunicología, pasó por las aulas de la
Facultad de Humanidades de la UNACH y actualmente es profesor de tiempo
completo en la Universidad Intercultural de Chiapas. El mundo de Luis Fernando
Bolaños Gordillo está en la dirección de tesis profesionales y en la
investigación, donde tiene numerosos capítulos de libros y artículos arbitrados
que aparecen en varios repositorios académicos internacionales.
Sus intereses de investigación
están en las contraculturas, la cultura de masas y el imperialismo cultural; de
unos diez años a la fecha, su mirada se ha dirigido a las redes sociodigitales
y los memes, siendo estos últimos el pretexto para escribir el libro
FenoMEMEnología: ser memero en el mundo de los objetos digitales, en Tifón
Editorial. Otro pretexto para dar vida a esta obra fue la ponencia “El humor
negro y el nihilismo en las representaciones sociales de la pobreza a través de
los memes”, que dio en el Primer Congreso de Investigación en Memes, organizado
en el año 2021 por el Centro de Investigación en Territorios Urbanos y
Digitales.
Como él precisa, analizar la
hiperproducción e hiperconsumo de memes implica zambullirse en algo que va más
allá de una ocurrencia, es adentrarse en un posicionamiento -no necesariamente
original- lleno de ironía, sarcasmo, humor negro y habilidades para procesar al
instante imágenes y microtextos que se comparten en las redes sociodigitales,
algo que en apariencia abre la cultura participativa. Estas imágenes, enfatizó,
traen consigo intencionalidades no siempre sanas, adscripciones, vivencias,
malestares o encuadres arbitrarios bañados de humor negro sobre algún
acontecimiento o personaje.
Al cuestionarle sobre la relación
que tienen los memes con la fenomenología, respondió que éstos dan cuenta de
las experiencias que tienen los memeros con las partes del sistema neoliberal
con las cuales se identifican y más allá del desmadre, remarcó, hay
motivaciones ideológicas, partidistas, religiosas, antirreligiosas, machistas,
racistas, aporobóficas, clasistas o pigmentocráticas, que abren infinidad de
fronteras culturales. Claro que un meme no es para nada inocente, indicó, el
sarcasmo que le acompaña es una microlectura que se comparte para no solamente
generar diversión, sino para instituir un posicionamiento ante el personaje
ridiculizado y sus circunstancias.
Bolaños recalcó que estos
encuadres muestran el orden simbólico que fomenta la cultura dominante y que
por esto no escapan a la influencia del mercado, las modas, las militancias
políticas, el sentido otorgado al amor, las creencias religiosas y lamentó que
su circulación como productos contraculturales sea menor a los que tienen un
sentido alienante. Su obra traza cuatro ejes de análisis: los memes en la
política, los memes sobre la pobreza económica, los memes de los ateos y los
memes durante la pandemia del Covid-19.
Esta obra abre la polémica en
cuanto a establecer vínculos entre los memes y el pretederminismo, y al autor
afirma que éstos forman parte de los procesos de colonización del pensamiento y
de la imposición sutil de formas de pensar sobre las otredades; dichas
imágenes, agregó, operan en los imaginarios sociales y pueden influir para que
la gente tenga una percepción positiva de los valores hegemónicos del sistema y
que se burle de toda aquella instancia que piense o actúe de manera distinta.
Si lo simbólico es utilizado
dentro de la producción de valores del sistema dominante, elaborar un meme no
es una ocurrencia aunque se quiera ver así, enfatizó, ya que detrás de su
elaboración hay ideologías y sistemas sociales de largo alcance que han influido
desde siempre en las mentalidades, en lo que me atrevería denominar grandes
líneas culturales prefijadas. Para el autor, el sentido del humor mexicano ha
venido prefigurándose desde la tercera década del siglo pasado con el cine, el
devenir de la televisión y sus programas humorísticos, la radio, el teatro y
actualmente con el stand up, y dijo que los memes comparten un humor
anquilosado basado en situaciones y chistes de comediantes de diversas épocas,
lo que muestra sus limitaciones para ser realmente un producto que esté
evolucionando el sentido del humor.
Para agradar a ciertos sectores,
ejemplificó el autor, un memero desde su clasismo podría violentar
simbólicamente a propósito a los pueblos originarios, a los colectivos
feministas, humillar a los que tienen preferencias sexuales distintas, denostar
las creencias religiosas ajenas y, todo esto, bajo un prisma de ideología y
consumo cultural que para él son la fuente del memeverso neoliberal. Los memes,
finalizó, son los encuadres donde el neoliberalismo, las ideologías, el
mercado, las religiones o las creencias en general, se experimentan a sí mismos
a través de las vivencias condicionadas de quienes los elaboran y reproducen en
sus respectivas adscripciones socioculturales.
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