Las principales características
de esta animación son sus personajes con ojos grandes y ovalados, con líneas
definidas y colores llamativos. Así como historias complejas y protagonistas
con personalidades definidas, que promueven el bien común, el sentido del
deber, la amistad y los valores, antes que la felicidad personal.
En ese contexto, hablaremos sobre
tres animes que te aseguro te sacarán las lágrimas e iniciaremos con mi
favorita en este tenor. Una Voz Silenciosa, dirigida por Naoko Yamada, nos hace
reflexionar sobre el bullying y sus consecuencias, así como lo importante que
es la inclusión, la empatía y enseñar el lenguaje de señas en las escuelas.
Shouko es una niña con
discapacidad auditiva, quien al ingresar a un nuevo colegio genera cierto
desequilibrio entre sus maestros y compañeros, dado que sienten cierta
imposición debido a su condición y ahora tienen que aprender su lenguaje, lo
que lleva a unos niños a hacerle un bullying que implica el daño físico.
Este grupo es encabezado por
Shouya, que lo definiremos como el cazador cazado, debido a que su madre tiene
que enfrentar los gastos de los dispositivos auditivos dañados y él, el repudio
de sus compañeros cuando es sancionado por la escuela. Estas situaciones lo
arrastran a un intento de suicidio, en el que gracias a Shouko descubre el
porqué es bueno vivir.
La Tumba de las Luciérnagas,
dirigida por Isao Takahata y basada en la novela homónima de Akiyuki Nosaka,
quien se inspiró en sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial. Este filme
es considerado uno de los mejores de la historia en materia de la guerra
mencionada y nos muestra las consecuencias bélicas para la sociedad.
Tras perder a su madre durante un
bombardeo estadounidense y no volver a ver su padre, quien lucha con la Armada
Imperial Japonesa, Seika de catorce años, cuida a su hermanita de cuatro años
Setzuko. Ambos viven como indigentes y ladrones de comida porque, aunque
contactaron familiares, cuando hay hambre muchos aplican la de ‘primero mis
dientes y después mis parientes’.
Quiero comerme tu Páncreas, es un
anime y una novela de Yoro Sumino. Nos narra la historia de unos estudiantes de
secundaria, en un Japón donde -como sabemos- las relaciones sociales y sexuales
están a la baja, sustituyéndolas por las digitales y sí: leyeron bien.
Haruki encuentra en un hospital
un diario titulado: Libro de convivencia con una enfermedad; al leerlo, se
percata que quien lo escribió padece cáncer de páncreas en estado avanzado. Ahí
conoce a su dueña Sakura, quien confía por primera vez a alguien su enfermedad,
enfrentando la antipatía de su compañero, pero forjando un lazo con el esfuerzo
de la protagonista.
Finalmente, en una reflexión para
cualquier persona sin importar el lugar en donde habite, este último anime,
igual que los otros mencionados, nos enseña la importancia de las interacciones
sociales, la amistad y la lealtad; pero la más importante quizás sea el no
perder tiempo: Nunca sabremos cuándo sea la última vez que veamos a alguien o
logremos que se quede con nosotros.
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