La Esquina Rota: Feliz Año Nuevo / Francisco Félix Durán


Con la llegada del Año Nuevo, vienen los buenos deseos, promesas y decretos para vivirlo mejor en diversos aspectos, pero sobre todo la actitud positiva de que así será, ¿pero eso bastará para cumplir las metas? Diariamente vemos en redes sociales personas con historias de éxito, argumentando que lo consiguieron levantándose temprano hasta los domingos o por el solo hecho de decretar merecer abundancia, muy al estilo de Karime Macías, por mencionar algunos ejemplos.

Lo cierto es que las redes sociales son parte de la cultura consumista en la que vivimos y ahí vemos lo que cada persona quiere mostrar: éxitos, felicidad, amor, viajes; por mencionar algunas cosas y muchas personas sienten que no prosperan o se quedaron en el camino por no ver los mismos logros, quizás alguien por fin consiguió viajar a Cancún, pero alguien más ya está en Santorini, entonces la competencia nunca termina e incluso el que está en la isla griega sigue a alguien más y esto nos demuestra lo relativa que es la felicidad, además de ser un elemento a corto plazo, siempre queremos más.

Hace casi dos décadas tuve la oportunidad de leer “El secreto”, desde entonces creo se volvió tendencia esta idea de que todos somos especiales y el universo te da exactamente lo que le pides, la “ley de la atracción le llaman” y esta genera frustración: pagas la escuela más cara a tus hijos y no les garantiza un futuro laboral exitoso; amas sin medida y no eres correspondido en muchos aspectos; trabajas todos los días sin descanso y aún sigues estancado en donde mismo; más el oportunismo y el nepotismo. ¿Entonces el universo no nos quiere?

En “El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda”, de Mark Manson, dice que “cuando todo te importa demasiado, sientes que todo debe ser exactamente de la forma que tú quieres” y obviamente el no conseguirlo produce sentimientos negativos en nuestro ser, porque como el autor explica, en realidad no somos especiales y hay millones de personas que sufren lo mismo, porque lo cierto es que el único éxito es superar nuestros problemas y no competir con el supuesto éxito de los demás.

En ese sentido, me gustaría comentar que soy enemigo de los libros de autoayuda, derivado de que alimentan falsas esperanzas como la religión y con eso de que el Señor obra de maneras misteriosas, hasta de las desgracias aprendemos a dar gracias; por ello, aunque el libro de Manson se clasifica en este género, concuerdo en varios aspectos con él, como el hecho de que son los extremos son los que llaman la atención y el resto es el montón, así que nos sentimos mal por no ser como ellos, pero en cada foto publicada en redes sociales desconocemos el esfuerzo para llegar del punto A al B.

Esto último es lo único verdaderamente revelador y es que para llegar del punto A al B, hay una serie de tareas, esfuerzos y compromisos para alcanzar el punto deseado, algunos son favorecidos por la oportunidad, pero también hay mérito en estar preparado cuando la suerte se presenta. Así que para este Año Nuevo deseo a todas y todos que se reconozcan a sí mismos y que sus metas sean las adecuadas para cada persona y no las generadas por las expectativas de la sociedad consumista, después de todo siempre deben tener presente que nuestros aciertos y desaciertos son producto de nuestras decisiones y no del universo, esto simplifica lo escrito por Saramago en “El viaje del elefante”: Dando tiempo al tiempo, todas las cosas del universo acabaran encajando unas en otras.


 

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