La Esquina Rota: El Conejo de Peluche, un cuento para esta Navidad / Francisco Félix Durán

 

Hace poco llevé a mi niño a consulta y el médico espetó: “¿él ya sabe la verdad sobre Santa Claus?”. Cuestión a la que fingí demencia, pero por dentro tenía todo un rosario de groserías y misterios de sufrimiento dirigidos a su persona. Lo que me llevó a tener una conversación con mi hijo de siete años sobre qué era cierto y quién lo hacía realidad.

Así que más allá de mencionarle algunos pasajes del Nuevo Testamento que argumentan muy bien la fe, recordé un cuento que me gustó mucho y habla sobre lo que te hace real, algo parecido a “Pinocho” y que pudo haber inspirado a “Toy Story”, además de que recientemente lo adaptaron a una película con el mismo nombre; se trata de “El Conejo de Peluche” de Margery Williams.

Este cuento es ideal para Navidad y se desarrolla partiendo con esta fecha. “El Conejo de Peluche” fue un regalo que recibió un niño y como muchos de ellos, solo fue jugado algunas horas y olvidado en el armario por mucho tiempo, en donde era discriminado por juguetes caros que se consideraban reales por sus avances tecnológicos.

En ese contexto, un viejo caballo de cuero le explica al protagonista que “Real no es cómo estás hecho”, es “cuando un niño te ama por mucho tiempo, no solo para jugar, sino que REALMENTE te ama, entonces te haces REAL.” Así que cuando por azares del destino el conejo llega de nuevo a los brazos del niño -que por cierto, padecía fiebre escarlatina- supo lo que era sentirse querido y vivo, pero los conejos reales también lo discriminaban porque no vivía en realidad.

¿Entonces qué es lo que nos hace reales o nos mantiene vivos? Sin duda no es la tecnología de los juguetes, que se puede traducir en capital o solo el hecho de respirar, como los conejos silvestres: es ser querido e incluso admirado lo que nos hace vivir a través del tiempo, tal y como cuando Tetis pidió por su hijo Aquiles y Zeus le ofreció la gloria de la guerra de Troya.

Aunque como bien le advirtieron al héroe griego, la gloria vendría con su muerte; igualmente, le dijeron al Conejo de Peluche: “Para cuando eres Real, has perdido la mayor parte del cabello de tanto amor, y tus ojos cuelgan, y las articulaciones se te han aflojado, y estás muy gastado. Pero estas cosas no importan en absoluto, porque una vez que eres Real no puedes ser feo, excepto para la gente que no entiende”.

Concluyo invitándoles a leerles a sus pequeños este cuento y mantener vivo el espíritu navideño, así como a no molestarse con personas que carecen de tacto para expresar sus creencias: no todos tenemos la oportunidad de crecer en un hogar amoroso en donde la fantasía es parte de ser autentico, porque lo que es real no puede ser irreal de nuevo, esto dura para siempre.





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