El filósofo surcoreano Byung-Chul
Han, en su libro “La sociedad del cansancio”, nos explica que, en el siglo XXI,
ya no somos sujetos disciplinarios como lo eran nuestros padres en sus
trabajos, que en su mayoría eran estables y bien remunerados, en donde cumplir
era lo único requerido. Hoy con el neoliberalismo, nos hemos convertido en
emprendedores porque la seguridad laboral ya no existe y la única forma de
salir adelante es producir más que los demás, por ello, terminamos
explotándonos a nosotros mismos.
Estos sujetos de auto
explotación, se vuelven presa de un cansancio infinito, que descansan para
volver a trabajar, convirtiéndose en una sociedad de rendimiento que
paulatinamente se vuelve una sociedad de dopaje y como todo adicto, necesita
mantenerse productivo para sentirse importante o creer que está destacando más
que los demás.
Es así como -a diferencia de
nuestros padres, que en su momento fueron sujetos de obediencia- nosotros somos
sujetos de rendimiento, que el autor denomina “animal laborans tardomoderno”,
ser dotado de tanto ego, que está por explotar y la pasividad no es una opción,
porque desactivarse podría generar agotamiento, frustración y depresión.
“La relación de Prometeo y el
águila es una relación consigo mismo, una relación de auto explotación. El
dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio. De esta manera,
Prometeo, como sujeto de auto explotación, se vuelve presa de un cansancio
infinito”, afirma en su libro Byung-Chul Han.
Lo cierto es que todos
necesitamos de un tiempo de descanso, ya sea para estar con la familia, amigos
o con nosotros mismos, sin nada productivo que hacer y no sentirnos culpable
por ello. Lastimosamente, muchos creen que se descansa para volver a trabajar,
pero esas horas laborales no es tiempo para nosotros, recuerden que lo único
verdaderamente urgente… ¡es vivir!
Comentarios
Publicar un comentario