La Esquina Rota: Día del Padre y algunos papás de la literatura / Francisco Félix Durán

 

El Día del Padre se celebra en México el tercer domingo del mes de junio, es una celebración oficializada en 1966 por el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, que se extendió en gran parte del mundo, pero que al no tener una fecha exacta muchas veces pasa desapercibida y es gracias a los medios de comunicación que nos enteramos de que toca celebrarle a papá.

Si hacemos un Top Ten de celebraciones relevantes, este día no aparece en la lista, antes del Día del Padre, está la Navidad, el Año Nuevo, el Día de las Madres, Día de Muertos, La Candelaria, Día de la Virgen de Guadalupe, Día de la Independencia, Día de Reyes, Día de la Bandera y la Revolución Mexicana, entre otras fechas. Si no me cree, recuerde que en el 2020 el gobierno de la CDMX cambió esta fecha al 16 de agosto y olvidó celebrarla.

En ese contexto, en el mundo literario nos encontramos con muchos tipos de padres, algunos que vale pena reconocer y celebrar, pero también existen otros que el título les queda demasiado grande.
Atticus Finch, es quizás el modelo ideal de la paternidad, es un hombre viudo que cuida de sus dos hijos y que más allá del discurso, su ejemplo es la mejor manera de transmitir los valores de la empatía y la solidaridad, pero sobre todo de defender a toda costa lo que es correcto. Si no lo conocen, lean “Matar a un ruiseñor”, de Harper Lee.

Por otra parte, tenemos a Gepetto, quien no necesita presentación y es el mejor ejemplo de una paternidad deseada, dejando en claro que para ser padre no necesitas procrear, tan es así que hizo lo imposible por darle una formación académica a Pinocho y fue paciente ante todas sus desobediencias, así como amistades negativas, logrando convertirlo en un niño de verdad, porque un hijo no se crea, se forma.

Del mismo modo, tenemos al clásico padre machista mexicano, como lo es Pedro Páramo, personaje que da nombre a la novela de Juan Rulfo, quien era el patriarca de Comala y lo consiguió a través de violaciones, asesinatos y diversos delitos, todo esto por un amor imposible; porque como buen macho, cree que puede tener a la mujer que desee como si de un objeto se tratase, además de tener a otras mujeres e hijos no reconocidos.

Finalmente, tenemos al padrastro que nadie desea en ninguna familia y que pertenece a una de las más grandes novelas de la historia: Humbert Humbert, quien se casa con Charlotte Haze, con el único fin de estar más cerca de su hija Dolores, “nínfula” de doce años, con quien vive un tortuoso romance descrito en la novela “Lolita”, escrita por Vladímir Vladímirovich Nabókov.

En resumen y para celebrar el Día del Padre, espero que lean alguno de los libros mencionados, porque si bien es cierto que “los hijos crecen hasta sin padre”, como se expone en la película “Mis vecinos los Yamada”, esta figura es relevante en el desarrollo y seguridad de las niñas y los niños.

Felicidades a todos los papás en su día!

Diario de Chiapas


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