El OnlyFans y plataformas similares, se han convertido en una fuente de
ingresos para muchas mujeres, dándoles la libertad creativa, seguridad y el
derecho a ejercer un negocio por voluntad propia y sin intermediarios, caso
contrario a las víctimas de trata de personas.
Al respecto, me resulta curioso leer en redes sociales comentarios como
que esta actividad no puede ser considerada un trabajo, debido a que cualquiera
puede tomarse fotos sin ropa y venderlas, ¿pero será esto una realidad? Porque,
aunque gustos hay muchos, para cumplir los estándares de belleza hollywoodenses
se necesita de disciplina nutrimental, mental y mucho ejercicio.
En ese contexto, me di a la tarea de conversar con Gabriela Mijangos, la
primera chiapaneca en aparecer en la revista Playboy y que hoy en día posee una
cuenta de OnlyFans, sitio en donde encontró una manera de monetizar su
sensualidad de manera virtual. “Esta plataforma te da la oportunidad de ser
como eres y sin límites, los límites son hechos por el mal y no podemos
servirle”, aseguró.
Al pedirle un consejo para las chicas que quieran dedicarse a esto,
expuso que generar dinero desde lo que eres en un plano erótico, requiere de
una mente abierta y sana, que no permita ser movida por el enojo o la culpa,
argumentando que nadie puede decirnos qué es prohibido o incorrecto, porque
cada quien vive el nivel de conciencia de lo que quiere ser.
Del mismo modo, comentó que mantener una cuenta activa requiere de mucha
creatividad y los ingresos pueden dar para una buena calidad de vida, pero
sobre todo independencia; recordemos lo que dijo Virginia Wolf en cierta
conferencia: “una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder
escribir”.
Así es como Gabriela Mijangos está por publicar un libro titulado “La
resurrección de Eva”, texto biográfico en donde nos cuenta su verdad, desde su
génesis hasta la aclaración de su historia para liberarse de una maldición, a
través de un proceso de resurrección y un espíritu que se hizo presente en su
vida, habitando ambos el mismo cuerpo.
El plano espiritual en que se encuentra la autora, define la vida vana
de la que tuvo que alejarse y conectarse con su espíritu, así como su
descubrimiento como mujer sin límites ni prejuicios: “Desde que te limitas en
la parte física, emocional o espiritual, puedes llegar a truncar tu destino
para ser una persona diferente o para mejorar el mundo”.
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