La Esquina Rota: El origen mitológico de la tauromaquia / Francisco Félix Durán

 

Con la creación de la figura del “espectáculo taurino libre de violencia " aprobado por el Congreso de la CDMX en marzo y que ya se está replicando en el resto del país, los amantes de la tauromaquia aseguran que los diferentes tipos de shows con toros estarán desangelados.

Las consecuencias de la reforma nos gusten o no las corridas de toros impacta económicamente, esta actividad cultural genera una derrama económica de 6 mil 900 millones de pesos al año, además de miles de empleos directos e indirectos en la plaza más grande del mundo: la Monumental Plaza de Toros México.

En ese contexto y reafirmando que es una actividad cultural, les contaré sobre cómo llegó la tauromaquia a nuestro país. En el libro El Espejo Enterrado, Carlos Fuentes nos cuenta que Hércules cruzó por la Península Ibérica hacia África en búsqueda del ganado rojo de Gerión (ser mitológico con tres cabezas, torsos y brazos, unidos por un par de piernas).

Esta tarea era la décima de sus doce trabajos y al asesinar al monstruo regresó a su país con el ganado, dejando parte de este al pueblo español como agradecimiento por su hospitalidad durante su instancia, con lo que se inició la tradición de sacrificar un toro al año en honor del héroe griego.

Así es como Fuentes, agrega y argumenta que Creta es el lugar donde se originan las corridas de toros, reconociendo a Teseo como el primer matador de la historia al vencer al Minotauro, pero a su contemporáneo Hércules le adjudica el llevar la mitología del toro a España, símbolo de fuerza y fertilidad.

De este modo, el ritual establecido en honor a Hércules, con el tiempo se convirtió en un ritual pagano celebrado los domingos después de misa, llevando a cabo el mismo sacrificio en una arena donde todos se sentían identificados por la pobreza y el mismo sentir, con un príncipe vestido de luces enfrentando a la bestia, el único autorizado a matar porque él mismo se expone a la muerte.

Finalmente, España que fue conquistada por judíos, árabes, griegos y romanos nos entrega su tradición al conquistarnos, mezclando a la vez muchas otras culturas. Lamentablemente, aunque el toro muere con honor y es reconocido al igual que los gladiadores romanos, su gloria y muerte es para diversión del pueblo al igual que la del matador.


Comentarios