Los niños danzantes de Afganistán suenan a atracción
turística, de no ser por la traducción del nombre con el que son conocidos:
“bacha bazi” (jugar con niños), estos pequeños de sexo masculino pertenecientes
a familias pobres, son comprados por personas adineradas con la finalidad de
enseñarles a bailar, cantar y tocar instrumentos para el entretenimiento de
hombres adultos.
Los niños danzantes de Afganistán son vestidos y maquillados
como mujeres, su labor es bailar ante un grupo de hombres como si fuese un
table dance, para posteriormente ser rentados sexualmente o vendidos al mejor
postor, sin tener ninguna garantía de seguridad o sanidad en su labor.
Esta práctica de explotación sexual infantil está prohibida,
pero como en todas las naciones y en palabras del Marqués de Sade: “la ley solo
existe para los pobres”, ya que las personas con dinero y poder de Afganistán,
son las que gozan de este aberrante placer e incluso, el ser dueños de muchos
“bacha bazi” es una muestra de gran estatus socioeconómico.
Lamentablemente, el destino de estos niños no es favorable
en ningún sentido, cuando al crecer comienza a salirles barba o cambian de voz,
en su mayoría son desechados, ejecutados o si tienen suerte se convierten en
maestros de próximos reclutas.
Esta actividad pederasta y culturalmente bien vista por
muchos hombres de poder, solo nos hace pensar en la misoginia que se vive en este
país. Estos sujetos prefieren usar niños para satisfacer sus bajos instintos en
lugar de disfrutar de una vida sexual con sus parejas, mismas que solo son
usadas para las tareas del hogar, al igual que para procrear y cuidar a sus
hijos.
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