El Milagro de José María / Francisco Félix Durán


Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial y creyó que continuaba soñando. En Tuxtla Gutiérrez se sueña con los parpados abiertos, porque el calor impide el descanso absoluto. Así fue como José María Nandayapa, se limpió el sudor y se espabiló con la noticia anunciada en televisión. Era el poseedor del cachito ganador del premio mayor de la lotería, se había convertido en el dueño de un avión con un valor de 130 millones de dólares. No tenía idea alguna de cuántos billetes podrían ser y mucho menos del valor del dólar, pero sabía que era mucho dinero para ser enterrado.

Esa mañana, en tanto su mujer terminaba de tostar las tortillas que sobraron del día anterior para echarlas en su taza de café, José María pensaba en que ahora sí podrían comprar “Corn Flakes” de verdad. Le parecía un milagro que entre 600 millones de personas que compraron un cachito a 500 pesos, él haya resultado ganador y en silencio agradeció a San Pascualito.  Mientras desayunaba, recordó la conversación con su compadre Pedro sobre qué pasaría si ganaba el avión y sabía que todo lo que le había aseverado era verdad. El avión no podría llevarlo a su colonia, porque necesitaría una pista de aterrizaje y en caso de que pudiera aterrizar en la avenida, lo más seguro es que se poncharían las llantas con tanto bache y su talachero no tendría parches de esa medida. Tampoco podría habitarlo, ya que al medir 57 metros de longitud, no cabría en su terreno de 10 por 20 metros que sigue pagando en Berriozábal. Mucho menos podría volarlo, él al ser chofer, se negaba rotundamente a la idea de que alguien más piloteara su avión.

Al anochecer tomó un autobús a la ciudad de México, apenas y junto los 450 pesos del pasaje. No le pidió permiso a su jefe el diputado Cruz de Dios, quien al preguntarle su opinión sobre el sorteo de la lotería, expresó que el avión era como el elefante que el rey Juan III de Portugal le obsequió a Maximiliano II de Habsburgo. José María no entendió el chiste, pero se carcajeó junto con él. Durante el viaje, iba pensando en la sorpresa que le daría a su patrón.

En las instalaciones de la Lotería Nacional, lo abordó un funcionario de primer nivel del que nunca se grabó su nombre, «ha de ser bien codo», pensó. “El Codo”, le dio una serie de instrucciones y un escrito para leer. Así que después de las cientos de fotos y un discurso que ensalzaba la figura del Presidente de la Republica, José María fue llevado atrás de las mamparas de donde salió con una sonrisa confortante, despidiéndose con un fuerte abrazo del funcionario federal.

Al regresar a Chiapas, lo hizo en avión y su compadre fue a recibirlo al aeropuerto Ángel Albino Corzo:

— ¡Iday vos chito! ¿Viniste en tu avión? —preguntó Pedro al verle.

—No compadrito, ya lo vendí ya, hice un negocio —respondió el recién llegado.

— ¿Y onta la paga? Con la camisa que te fuiste volviste y huele a piscaguado, mínimo otra una te hubieras comprado.

—Ah como sos totoreco compadre, es que no entendés de economía —expresó José María jactándose de sus conocimientos—. Solo por haber ganado el avión, tenía que pagar a Hacienda 24 millones de pesos de puro ISR y por tenerlo en el hangar, mensualmente se pagan poco más de un millón de pesos. 

— ¡Ah burro! Que ya pagar por tenerlo guardado. ¿Qué puctas es eso del ISR?

—No lo sé, pero mi amigo “El Codo”, me dijo que para apoyarme me compraba el avión por esa cantidad y acepté.

— ¡Sos vivo pinche Chema! —Gritó emocionado Pedro—. ¿Qué vas a hacer con tanto dinero?

—De entrada nos vamos a ir de vacaciones su familia y la mía a Puerto Arista, yo invito —aseguró abrazándolo— Después voy a terminar de pagar mi terrenito y a parar una mi casita.      
                     
—Poné un tu negocio también.

— Ya lo tengo todo calculado, le voy a comprar un elefante a un tal Maximiliano, al pobre lo anduvieron paseando porque representaba un problema —dijo José María de manera fatua— voy a cobrar 100 pesos por verlo y 200 por montarlo —añadió con una sonrisa pícara.

Una semana después en "La Mañanera", se anunciaron dos importantes noticias: El Gobierno de México con base en la austeridad republicana, adquirió un avión a un costo mundialmente histórico de tan solo millón y medio de dólares, garantizando que esta compra generará ahorros importantes en traslados por cuestiones de giras. Asimismo, lo obtenido en la rifa del avión presidencial, servirá para la creación de nuevos programas de apoyos sociales para quienes más lo necesitan.

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