La Esquina Rota: LA LITERATURA NO LO ABSOLVERÁ / Francisco Félix Durán

Publicado el 01/12/2016 en Diario Portavoz - http://aquinoticias.mx/ - http://etrnoticias.mx/

Hace algunos años leí “Antes que anochezca” del escritor cubano Reinaldo Arenas, testimonio de vida bajo el régimen de Fidel Castro, en donde se narran las peripecias del autor por ser homosexual y por escribir contradicciones de los “grandes logros” de la revolución cubana; este escrito cambió mi manera de pensar sobre las izquierdas radicales, que en este caso sin duda alguna sirvió para mejorar la salud y educación de los ciudadanos, pero de qué sirvió esto si no era posible expresar tu opinión o preferencias sexuales libremente: sirvió para crear una dictadura en donde los intelectuales se convirtieron en disidentes y en donde los escritores cubanos fueron admirados por el mundo pero no por su país.

Cuando Fidel Castro dijo su frase célebre “la historia me absolverá”, en defensa ante aquel juicio en su contra por haber asaltado dos cuarteles en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente; yo puedo garantizar que sí la historia lo absuelve la literatura no lo hará jamás, por el ostracismo en contra de Reinaldo Arenas, José Lezama Lima y Virgilio Piñera, entre otros.

Todos los jóvenes son revolucionarios y así lo fueron los escritores mencionados, quienes también apoyaron a Castro en su momento sin saber se convertiría en un dictador que crearía campos de confinamiento para homosexuales, guerrilleros anti castristas y para todo aquel que no compartiera su ideología; solo había dos formas para conseguir la libertad de estos sitios: la primera era confesar haber cometido el crimen del que se le acusara y declararse un traidor antirrevolucionario; y la segunda era muerto.

Virgilio Piñera
Así fue como muchos escritores de la “Isla en peso” como escribió Virgilio Piñera, eran perseguidos en esa gran cárcel llamada Cuba, acostumbrándose es escribir en secreto y sacar sus escritos de contrabando al extranjero para poder ser publicados, arriesgándose a perder la vida y observando día a día resignadamente a ese inmenso celador llamado mar.

Me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
(Fragmento de la Isla en Peso de Virgilio Piñera).

A muchos les parecerá paradójico todo lo mencionado, cómo Castro siendo confeso amigo del grande de las letras latinoamericanas y premio nobel de literatura en 1982, Gabriel García Márquez, podría reprimir el arte de escribir; las respuesta es sencilla y la tuvo Reinaldo Arenas: “El escritor que defienda una dictadura, sobre todo una dictadura tan minuciosa en su en su espanto como son las dictaduras totalitarias de izquierda, está defendiendo su sepultura. (… ) Es fácil ser un escritor de izquierda cuando vives en un país capitalista que goza de todas las ventajas de la democracia. Yo propongo que sencillamente toda esa gente se marche si es que aman tanto los países socialistas para allá, donde hacen falta brazos en este momento, donde todo mundo está tratando de de salir huyendo de ahí”.

Reinaldo Arenas
En ese sentido es fácil hablar sobre lo grande que se es cuando se es revolucionario y ver grande a quien no lo es, cualquier persona o gobierno que te prive de tus libertades está cometiendo una violación a nuestras garantías individuales; hallamos opiniones a favor de Castro y muchas en contra de quienes pudieron escapar de la isla, pero si de algo estoy convencido es que Fidel Castro como todo bueno dictador nunca le permitió a su pueblo elegir (no valen sus elecciones simuladas) porque podría correr la suerte de Augusto Pinochet; ahora con su fallecimiento  y en palabras del escritor Vargas Llosa “hay casi cuatro generaciones de cubanos que sólo conocen la dictadura y entonces su muerte es como bolita de nieve que empieza a correr, es como la muerte de Stalin, como la muerte de todos los grandes dictadores”.


Hoy me da gusto hacer referencia a Reinaldo Arenas, un escritor a quien admiro mucho y que siempre defendió su derecho a pensar distinto; hoy podría decirse que se le hace justicia cuando en aquel diciembre de 1990 se suicido culpando a Fidel Castro, dejando en su obra “antes que anochezca” un testimonio de los pavores del sistema dictatorial castrista para escritores y homosexuales. En aquel entonces antes de suicidarse en una carta enviada a medios de comunicación Arenas dijo: “Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre”; esperamos todos que así sea. 


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