Recolección: Francisco Félix
Si toreas a un toro bravo bien, lo tienes que matar bien. Porque
matarlo mal es una desgracia para el torero y para el toro. Para el torero
porque no hace honor a su nombre: "matador". Y para el toro porque
entonces se traiciona su entrega y su bravura.
A las tías hay que tratarlas como los toros acorralarlas sin que se den
cuenta.
El dolor y la vergüenza también son una cárcel.
A la hora de matar no podemos dudar.
Hay cosas que se escapan a la razón.
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