El filme narra la historia de
Amy, una niña musulmana de 11 años que vive con su madre y hermano de forma
precaria en París, soñando con ganar una competencia de baile con un grupo de
niñas llamadas Cuties, en tanto espera la llegada de su padre y su segunda
esposa desde Senegal.
Durante la aventura de la
protagonista, podemos percatarnos que las menores, al imitar los pasos de baile
de moda e intentar ser populares en redes sociales, terminan hipersexualizándose
para ganar likes y competir contra grupos de chicas mayores, sin darse cuenta
de su exposición y vulnerabilidad debido a su corta edad.
En ese sentido, la edad de las
protagonistas es de 11 años; menciono esto porque, cuando la película fue
estrenada, Francia no contaba con una legislación que castigara el sexo con
menores, fue hasta el 2021 cuando el Parlamento fijó la edad mínima de consentimiento
sexual a los 15 años y en caso de incesto a los 18, con una cláusula que
permite las relaciones sexuales entre un menor y una persona hasta cinco años
mayor. Es importante mencionarlo para entender el contexto del filme y no
asustarse con ciertas escenas.
Por otra parte, Cuties nos otorga
un buen mensaje sobre la liberación de los usos y costumbres con los que muchas
mujeres lidian desde que nacen -que va desde códigos de vestimenta y creencias-
al libre albedrío y el poder de decisión en igualdad de oportunidades, esto con
el apoyo familiar y la debida atención que merecen las niñas, niños y
adolescentes.
Asimismo, nos muestra la
influencia negativa de permitir a las infancias el acceso a redes sociales,
quienes podrían encontrarse con contenido no apto para su edad y hasta ser
contactados por personas malintencionadas. Recordemos que, en Tlaxcala una de
las principales formas de contacto para la trata de personas, es el chat del
Xbox.
Por último y no menos importante,
recordemos que el cine nos expone problemáticas y aunque muchas suelen ser
aberrantes, no significa que los directores estén de acuerdo, sino que tratan
de concientizar; así que, antes de volver a intentar linchar un filme, mejor
pregúntense por qué niñas y niños de preescolar o primaria, cantan corridos
tumbados o perrean intensamente.
¡Créanme que no lo aprendieron en
la escuela!
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